Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer

Tercer objetivo de Desarrollo del Milenio.

La igualdad de los sexos, que se inscribe entre los derechos humanos, está en el corazón de los objetivos para el desarrollo. Sin ella, no se podrán superarse ni el hambre, ni la pobreza, ni la enfermedad.

Es decir, la igualdad debe ser una realidad a todos los niveles de la enseñanza y, en todo lugar de trabajo y, también el control de los recursos y la representación en la vida pública y política deben ser compartidos. Llegar a la paridad en la enseñanza - en la escuela primaria y más allá - es una condición previa a la plena participación de las mujeres en la vida social y en la economía mundial. En demasiados países, se deja a las muchachas por su cuenta.

Entre las numerosas ventajas que ofrece una enseñanza de calidad, está la seguridad que se da en el trabajo remunerado. No obstante, se relega a las mujeres demasiado a menudo a empleos precarios y mal pagados. Aunque su lugar en los empleos no agrícolas remunerados haya aumentado, siguen siendo una pequeña minoría en los empleos asalariados en muchas regiones, representando al mismo tiempo el sector informal de la economía.

Un elemento clave de la potenciación de la mujer es el ejercicio de un poder de decisión en pie de igualdad con el hombre en los campos que afectan a su vida, desde la familia hasta los niveles más altos de gobierno. Aunque la representación de la mujer en los parlamentos nacionales ha ido aumentado a un ritmo estable desde 1990, siguen ocupando tan sólo el 16% de las sedes parlamentarias en el mundo.

Objetivos:

• Eliminar las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria, y en todos los niveles de la enseñanza.
• Dar a las mujeres poder de intervención en las decisiones que influyen sobre su vida, igual en el seno de la familia, como en otras instancias, darles la clave de su autonomía.

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