Existe un reconocimiento creciente de que las organizaciones sociales tengan un papel que jugar más allá de la actuación directa junto con la población empobrecida. Diversas campañas internacionales y a otros niveles han puesto temas en la agenda y han logrado cambios en estos temas (minas, deuda, armas, educación, medicamentos...). Al mismo tiempo los movimientos sociales contra la globalización están siendo efectivos a la hora de poner en cuestionamiento la orientación del sistema explicando claramente sus efectos y contribuyendo a la deslegitimación de las instituciones multilaterales que favorecen a los poderosos. El reconocimiento como actores sociales relevantes de las ONG y movimientos sociales está ahí. Es importante la participación y el diálogo entre los interlocutores sociales.
Las tareas y retos principales que existen para las ONG y movimientos sociales son:
• Acentuar la reflexión, y mantenerla abierta a la participación de otros.
• Generar análisis y propuestas. Probablemente es uno de los papeles centrales, servir de base de análisis en la sociedad y de propuestas posibles y transformadoras.
• Acentuar el trabajo de movilización contribuyendo a generar cambios en estructuras concretas de injusticia, a sabiendas de que la misión de base es la lucha contra la pobreza —principalmente en el caso de las ONG de desarrollo— y que es importante generar cambios pronto. Aglutinar cada vez a más personas alrededor de esas causas. Campos como los servicios sociales básicos, la educación, los conflictos concretos, el comercio internacional, el acceso a medicamentos esenciales, las políticas agrícolas o los derechos laborales extendidos a todos los trabajadores y trabajadoras, el cambio climático, la preservación del medio ambiente…, son algunos de estos campos.
• Mantener una gran flexibilidad en las posiciones que permitan las alianzas con otros sectores de influencia social, intensificar el trabajo de fortalecimiento de organizaciones, redes y plataformas en el que promueven cambios tanto a nivel nacionales como regional, y apoyando su enlace en el ámbito internacional.
• Contribuir a fortalecer el movimiento global emergente por la justicia social, no solo con los análisis y propuestas, también con la financiación, cuidadosamente decidida y seleccionada pero estratégica, para un serio trabajo de generación de cambios.
Entre los movimientos sociales y las ONG se debe abandonar el enfrentamiento, pueden y deben ser críticos unos con otros, pero con una crítica constructiva que les permita trabajar juntos y que no concluya en la división y el alejamiento. Ambos deben saber participar juntos en ocasiones, apoyar su reflexión, y usarla por el bien común, entrar a los debates con más fuerza., establecer algunos espacios unitarios, aunque luego se mantenga la necesaria autonomía de actuación y de estrategias de cada uno. Son compatibles y necesarias todas las opciones que permitan avanzar en la construcción de un mundo más justo y mejor, la fuerza conjunta será la que permitirá lograr cambios relevantes a todo nivel.
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